En la década de 1960, la píldora fue revolucionaria, ya que le dio a las mujeres la capacidad de controlar su fertilidad y promover su igualdad en el lugar de trabajo y en la sociedad. Pero cuando la píldora salió al mercado, las mujeres no estaban completamente informadas sobre los efectos secundarios y los riesgos. Sesenta años después, cualquier conversación sobre los inconvenientes de los anticonceptivos hormonales permanece politizada y reprimida.

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Hoy en día, más del 35% de las recetas de anticonceptivos hormonales se deben a razones no anticonceptivas como acné, períodos irregulares o dolorosos, síndrome de ovario poliquístico y endometriosis. Los anticonceptivos hormonales se han relacionado con la depresión, las enfermedades autoinmunes, el cáncer de cuello uterino, los coágulos de sangre fatales y otras afecciones crónicas; sin embargo, todavía se prescribe a mujeres sanas como una panacea para todos los problemas hormonales y reproductivos.  

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